La desesperación lleva a Darcie Finch hasta un burdel en la parte este de Londres en busca de ayuda. La madam que lo regenta, la señora Feather, que no es otra que su propia hermana, no puede evitar compadecerse de la joven, por lo que le da algo de dinero y le indica que vaya a ver al doctor Damien Cole en busca de trabajo, no sin antes advertir a Darcie que no se entrometa en los secretos de Cole.
Darcie no pierde el tiempo y la casualidad hace que a punto está de ser atropellada por el carruaje del propio doctor mientras se dirigía a su casa. El hombre no duda en contratarla como doncella pero los temores de Darcie no han hecho más que comenzar, pues en el carruaje hay un cadáver. Con todo, necesita el trabajo, de modo que no le queda más remedio que aceptar. La residencia del doctor parece realmente siniestra, y la pobre Darcie vive en un permanente estado de temor, sobre todo después de enterarse de la extraña desaparición de otra criada que le precedió, de ver las extrañas señales que otra sirvienta presenta en el cuello y del constante trasiego de unos escalofriantes resurreccionistas que le llevan cadáveres frescos a su patrón.
Cole no tarda en descubrir la habilidad de la muchacha para el dibujo, por lo que decide que en adelante sea su asistente personal, realizando dibujos anatómicos que precisa para su trabajo. Pero, a pesar de todo, Darcie no puede evitar enamorarse de su misterioso doctor y su mente se ve atormentada día y noche por la posibilidad, cada vez más factible, de que Cole sea el asesino en serie que tiene aterrorizada la ciudad de Londres o de que sea simplemente alguien que contrata a otros para que maten en su lugar y así asegurarse de disponer de cadáveres para sus investigaciones médicas... dos posibilidades igual de aterradoras...
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